¡HOLA!

Todo empezó con la señorita Nini en 2018. Ella ya tenía 13 años y se puso enferma. En la visita al veterinario le diagnosticaron un cáncer en el intestino y mi mundo se derrumbó…

Tras pasar la fase de shock y hablar mucho con una amiga, empecé a prepararme para el momento en que Nini decidiera marcharse y encontré la formación de “Doula del Alma Animal” con Olga Porqueras. Era mi deseo acompañarla de la mejor manera posible en su proceso de muerte.

Finalicé la formación en junio de 2019 y Nini ya había empezado su proceso sin que yo me diera cuenta de ello. Se fue en casa, acompañada por sus compañeros felinos y por mí en agosto del mismo año. Y ese fue mi primer duelo animal consciente… Yo, mis libros, mi amiga por teléfono, Simão, Luigi, Lena y Congo a mi alrededor…

Lo que yo no me imaginaba es que un año después volvería a pasar otro duelo. De esa vez con Congo, mi mastín de trece años. Había acabado de finalizar el duelo por Nini y Congo me dejaría otra vez con el corazón partido. Fue un maratón intentar salvarle y dar con un diagnóstico en seis días. Sin embargo al final, le dí el permiso para que partiera, porque su cuerpo ya no aguantaba y no podía seguir aquí. Se fue de manera natural, tras
su última visita al veterinario que le acompañó toda su vida, desde que era un cachorro y hacía trastadas. Les dejó a todos en la clínica con el alma roto y los ojos llenos de lágrimas, pero con mucho amor y gratitud en el pecho. Otro duelo que trabajar…

Doña Lena cerró el ciclo de fallecimientos animales en mi vida (hasta el momento) en 2021. Mi mastina rubia adoptada con once años para ser la compañera de Congo, rescatada de la lista de sacrificios de una perrera, vivió hasta sus casi 17 años. Vino con sobrepeso, artrosis y una alegría de viver que le daba envidia a cualquiera. Fue la reina al lado del rey Congo, persiguió ovejas y vacas, ladrando hasta quedarse afónica. Disfrutó de la vida que tuvo con nosotros y me enseñó cómo es morirse de viejito, enseñándome claramente su proceso, a vivir “el aquí y ahora”, a dar las gracias por cada momento. Se fue en casa e yo me quedé en paz.